Garrapateados por ahí.
Si las aves no cantan en tu vida, vos vas a tener que reemplazarlas.
Aquellos de los que mas se espera son los primeros en desatender consejos u ordenanzas. Suficiente con que no se los espere en silencio para hastiarlos.
Un gran hombre no necesita mencionar sus logros. Y cuando se los mencionan frunce el ceño para luego omitir toda su gloria con una broma. Un gran hombre, también, no suele ver su obra como un logro. Un gran hombre suele tener la cabeza despejada, dada su grandeza y su cansancio. Un gran hombre es casi indistinguible de un hombre normal... Pero no, ya que no es normal ser un gran hombre.
La pena te va a hacer mas fuerte; la dicha va a relajar tus defensas. Ahora, elegí. La apatía y el tedio son el punto medio donde no ocurrirá nada.
La paciencia no es mas que sabiduría puesta en práctica.
Cada semana va a presentarte una nueva fabula. La victoria o la moraleja no suelen depender ni de la persona, ni de la fabula. No obstante la semana siguiente aparecerá una nueva. Tal vez esto no sea una lección sobre moral, pero si sobre cuanto de novedoso (y excitante) puede haber en las fabulas (o en las personas).
Dios nos trajo aquí para que sangremos; en otras palabras, busca que arremetamos contra su enemigo y demos todo en nuestra obra. Los términos son la carne, el cerebro, el tiempo y la sangre. Somos capaces de obrar el bien, pero nuestros instintos son crueles. Esto nos sugiere que o dios no existe, o que está totalmente loco.
La belleza del Diablo radica en su fracaso. Su rebelión muerta, su condena, su exilio... Nada de esto evitó que se hiciese eterno, aún se lo menciona. Una derrota gloriosa valdrá siempre mas que una victoria tramposa. Hasta entre personajes de ficción o religión: Dios siempre tuvo las carta marcadas.
Añorar la luna en los tribunales del abismo es síntoma del animal viviendo dentro de tus entrañas, cantando.
La pólvora, como la literatura, como la medicina, lo cambió todo.
Disparar, como la palabra, sobre y desde el pecho, enhebrando una proclama tisular, del enemigo como del papel, de la verdad como de la mentira, del grito como del silencio. Disparar, como la palabra. Apuntar, como la palabra, buscando la calma en el instante en que el objetivo está en la mira. La mente vacía sorprendiéndose a si misma, eficaz y desconfiada, frente...
Si escribir no funciona proba con el vino y volvé a escribir. Y si no funciona deberías dormir. Si escribir no funciona proba con un viaje y volvé a escribir. Si escribir no funciona: escribir no funciona. Deberías seguir escribiendo. O no.
El amor de las personas, el nuestro, no es tal cuál.
No es tal cuál poema o tal cuál suerte de tregua
Tal cuál trinchera o la adoración de
Tal o cuál cuestión o persona o característica.
Nuestro amor es continuo y viaja.
En quince años vas a volver a cruzarte
Con esos gestos.
Aunque te extrañe,
Vas a saber una cosa:
No demasiado cambió.
Y los que supones te odian
Si te cruzan en la avenida un día de lluvia
O de otoño, tormenta o sol.
Pueden alegrarse o inventar resentimientos.
La vida es un conjunto de cuartos:
Cuartos en los que estamos acompañados.
El amor de las personas, el nuestro, no es tal cuál.
Ni tal como o cuando o verás...
También está lleno de odio
En los mejores momentos.
Y lleno de amor,
En los peores momentos.
Si los guerreros de nuestro nuevo mundo moderno interpretasen a mi manera el Arte de la Guerra de Sun Tzu verían como su función fue severamente prostituida. Sun Tzu declara que atacar una ciudad es lo mas bajo en propósitos estratégicos, dañar una ciudad es un sabotaje a la victoria; la verdadera victoria recide en sumar a las ciudades y a las tropas enemigas a la campaña. Nuestros nuevos guerreros, que se enfrentan a su propio pueblo o al foráneo por comando de estados y/o grupos económicos, deberían saber que son tan solo servidores y constructores de la especulación: ya no son ni podrán ser guerreros, paladines, caballeros, salvadores del mundo. Lancelot está muerto, lo mató un reporte, un seguimiento. De cualquier forma, es mi manera de leer el arte de la guerra.
Borrar un párrafo o arrancar una foto: actos reflejos contra el tiempo. Como si pudiese incendiarse el pasado. Como si pudiese olvidarse lo que nunca ocurrió, o lo que no queremos recordar. Como si viajar en el tiempo fuese tentador, pero a la vez nos destruiría (y nos destruimos).
Me desperté testigo de que la opinión no inhibe a las cualidades.
El arte es un seguir jugando. No se gana.
Había neblina y el Demonio tenia cuatrocientos ojos: el Demonio quería que dejase de beber y le hice caso.
O eso creía el, o eso creía yo, hasta ver la realidad con sus cuatrocientos ojos: me seguía emborrachando, perpetuamente. Condenado y protegido.
Entonces, el Demonio, entre que se regodeo, se sintió culpable y dejó de ser Demonio para ser mi melancolía...
Dijo mucho, pero hasta que no hubo mas que beber seguí bebiendo.
Luego quise ducharme.
Si las aves no cantan en tu vida, vos vas a tener que reemplazarlas.
Aquellos de los que mas se espera son los primeros en desatender consejos u ordenanzas. Suficiente con que no se los espere en silencio para hastiarlos.
Un gran hombre no necesita mencionar sus logros. Y cuando se los mencionan frunce el ceño para luego omitir toda su gloria con una broma. Un gran hombre, también, no suele ver su obra como un logro. Un gran hombre suele tener la cabeza despejada, dada su grandeza y su cansancio. Un gran hombre es casi indistinguible de un hombre normal... Pero no, ya que no es normal ser un gran hombre.
La pena te va a hacer mas fuerte; la dicha va a relajar tus defensas. Ahora, elegí. La apatía y el tedio son el punto medio donde no ocurrirá nada.
La paciencia no es mas que sabiduría puesta en práctica.
Cada semana va a presentarte una nueva fabula. La victoria o la moraleja no suelen depender ni de la persona, ni de la fabula. No obstante la semana siguiente aparecerá una nueva. Tal vez esto no sea una lección sobre moral, pero si sobre cuanto de novedoso (y excitante) puede haber en las fabulas (o en las personas).
Dios nos trajo aquí para que sangremos; en otras palabras, busca que arremetamos contra su enemigo y demos todo en nuestra obra. Los términos son la carne, el cerebro, el tiempo y la sangre. Somos capaces de obrar el bien, pero nuestros instintos son crueles. Esto nos sugiere que o dios no existe, o que está totalmente loco.
La belleza del Diablo radica en su fracaso. Su rebelión muerta, su condena, su exilio... Nada de esto evitó que se hiciese eterno, aún se lo menciona. Una derrota gloriosa valdrá siempre mas que una victoria tramposa. Hasta entre personajes de ficción o religión: Dios siempre tuvo las carta marcadas.
Añorar la luna en los tribunales del abismo es síntoma del animal viviendo dentro de tus entrañas, cantando.
La pólvora, como la literatura, como la medicina, lo cambió todo.
Disparar, como la palabra, sobre y desde el pecho, enhebrando una proclama tisular, del enemigo como del papel, de la verdad como de la mentira, del grito como del silencio. Disparar, como la palabra. Apuntar, como la palabra, buscando la calma en el instante en que el objetivo está en la mira. La mente vacía sorprendiéndose a si misma, eficaz y desconfiada, frente...
Si escribir no funciona proba con el vino y volvé a escribir. Y si no funciona deberías dormir. Si escribir no funciona proba con un viaje y volvé a escribir. Si escribir no funciona: escribir no funciona. Deberías seguir escribiendo. O no.
El amor de las personas, el nuestro, no es tal cuál.
No es tal cuál poema o tal cuál suerte de tregua
Tal cuál trinchera o la adoración de
Tal o cuál cuestión o persona o característica.
Nuestro amor es continuo y viaja.
En quince años vas a volver a cruzarte
Con esos gestos.
Aunque te extrañe,
Vas a saber una cosa:
No demasiado cambió.
Y los que supones te odian
Si te cruzan en la avenida un día de lluvia
O de otoño, tormenta o sol.
Pueden alegrarse o inventar resentimientos.
La vida es un conjunto de cuartos:
Cuartos en los que estamos acompañados.
El amor de las personas, el nuestro, no es tal cuál.
Ni tal como o cuando o verás...
También está lleno de odio
En los mejores momentos.
Y lleno de amor,
En los peores momentos.
Si los guerreros de nuestro nuevo mundo moderno interpretasen a mi manera el Arte de la Guerra de Sun Tzu verían como su función fue severamente prostituida. Sun Tzu declara que atacar una ciudad es lo mas bajo en propósitos estratégicos, dañar una ciudad es un sabotaje a la victoria; la verdadera victoria recide en sumar a las ciudades y a las tropas enemigas a la campaña. Nuestros nuevos guerreros, que se enfrentan a su propio pueblo o al foráneo por comando de estados y/o grupos económicos, deberían saber que son tan solo servidores y constructores de la especulación: ya no son ni podrán ser guerreros, paladines, caballeros, salvadores del mundo. Lancelot está muerto, lo mató un reporte, un seguimiento. De cualquier forma, es mi manera de leer el arte de la guerra.
Borrar un párrafo o arrancar una foto: actos reflejos contra el tiempo. Como si pudiese incendiarse el pasado. Como si pudiese olvidarse lo que nunca ocurrió, o lo que no queremos recordar. Como si viajar en el tiempo fuese tentador, pero a la vez nos destruiría (y nos destruimos).
Me desperté testigo de que la opinión no inhibe a las cualidades.
El arte es un seguir jugando. No se gana.
Había neblina y el Demonio tenia cuatrocientos ojos: el Demonio quería que dejase de beber y le hice caso.
O eso creía el, o eso creía yo, hasta ver la realidad con sus cuatrocientos ojos: me seguía emborrachando, perpetuamente. Condenado y protegido.
Entonces, el Demonio, entre que se regodeo, se sintió culpable y dejó de ser Demonio para ser mi melancolía...
Dijo mucho, pero hasta que no hubo mas que beber seguí bebiendo.
Luego quise ducharme.